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Panópticos

¿Alguna vez has sentido que te observan en la ciudad? Panópticos: Memorias fotográficas de la vigilancia urbana en Medellín es un proyecto artístico que explora, a través de la fotografía y la instalación, cómo los sistemas de vigilancia —como cámaras, lugares especiales de vigilancia, etc.— están tan integrados a las dinámicas e infraestructura de la ciudad que casi pasan desapercibidos en nuestro día a día.

Inspirado en el concepto del "panóptico" como una noción que reflexiona sobre el poder y el control en la sociedad, este trabajo se centra en Medellín para mostrar cómo estas formas de vigilancia no solo nos miran, sino que también transforman la manera en que nos relacionamos, ocupamos los espacios públicos y sentimos pertenencia a nuestros barrios.

El proyecto documenta, con una mirada humana y crítica, la vida en comunas, recogiendo además las voces de quienes habitan estos territorios. Así, busca hacer visible algo que ya está ahí: cómo el equilibrio entre seguridad y libertad se redefine constantemente en nuestra ciudad.

A través de imágenes evocadoras y testimonios, "Panóptico" invita a reflexionar juntos sobre hasta qué punto la vigilancia moldea nuestra vida cotidiana y qué significa vivir en una sociedad donde la mirada del poder está siempre presente.

Medellín vive bajo una mirada constante. Este proyecto documenta cómo las dinámicas y los dispositivos de vigilancia reconfiguran nuestra experiencia urbana, generando una memoria colectiva donde la seguridad y el control se entrelazan.

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acerca de.

ana bel zabala

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La obra de Ana Bel Zabala es profundamente autorreferencial y nos invita a cuestionar cómo la violencia y el poder se instalan en la vida cotidiana de diferentes territorios, de manera tan natural que a veces ni siquiera los notamos. A través de su trabajo, ella revela desde sus vivencias y su particular punto de vista, cómo los mecanismos de control no solo ocupan calles y plazas, sino que también se establecen en nuestra mente, dividiendo a la sociedad y creando símbolos que normalizan lo inaceptable.

 

Ana Bel, quien creció en la Medellín de los años 90, recurre a la memoria propia y colectiva, recorriendo los territorios de diferentes comunidades y observando cómo objetos, palabras y situaciones, que en realidad son formas de control, terminan siendo aceptados e incluso valorados. Con una mirada reflexiva, la artista descifra estos mensajes ocultos para mostrarnos su verdadero significado y a la vez darle un nuevo relato a su historia personal.

 

Por medio de fotografías, esculturas, dibujos e instalaciones, la artista transforma los símbolos de la violencia. Recopila objetos que representan este poder dañino y los combina con materiales delicados como acrílicos, vidrios y resinas, creando piezas que nos hablan sobre la fragilidad que se esconde detrás de toda apariencia de fuerza. Su obra es una poderosa reflexión sobre nuestra historia y una invitación a imaginar futuros más libres.

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